Compradores de vivienda
Compradores de vivienda: 9 cosas que no deberían condicionar
Durante las visitas a la viviendas, los potenciales compradores pueden desecharlas al no verlas perfectas y listas para entrar a vivir. Pero que no estén a punto para mudarse inmediatamente no significa que no sean verdaderos diamantes en bruto. A veces hay que ver más allá de las primeras apariencias. Además, si se compran sin una reforma o en mal estado también se podrá conseguir una rebaja al vendedor en la negociación.
¿Quieres saber qué nueve cosas no deberían condicionar la decisión de compra?
- Un casa “vieja”. Antigüedad no es siempre sinónimo de mal estado. De hecho, las calidades de construcción suelen ser mucho mejores que muchas casas de obra nueva reciente. El agente inmobiliario debe hacer ver al cliente que no siempre todo lo nuevo es será lo mejor. De hecho, el estilo y la elegancia de antaño es difícil encontrarlo en casas modernas.
- Los colores actuales de las habitaciones no son algo inamovible. Es mejor aconsejar al cliente que se fije antes en la amplitud de los cuartos o las entradas de luz que en color de las paredes. Aunque pueda despertar rechazo en un principio es algo que se arregla de forma fácil y económica, al contrario que otros aspectos más importantes y más perennes.
- Chirriantes papeles pintados… fácil de arreglar. Este es otro aspecto que puede echar para atrás, pero no hay que dejarse llevar por las emociones, es otro punto que se arregla fácilmente.
- Los electrodomésticos y aparatos de la cocina. Por mucho que queramos, los electrodomésticos de la cocina no van a durar para siempre. Al cabo de unos años habrá que reemplazarlos, por eso, una nevera de amarillo chillón no deben condicionarnos sobremanera.
- Una alfombra fea. Actualmente, hay muchas opciones para decorar el suelo asequibles que crean casi imperceptiblemente el mismo efecto que las de un elevado precio. No hay que dejar que un posible comprador deseche una vivienda porque tengan un alfombra o una moqueta desagradable a la vista.
- Malos olores. A excepción de un problema grave de humedad y moho, no hay olores insalvables que no se puedan espantar con una buena sesión de limpieza a fondo. Es importante señalar al cliente que se enfoque en la estructura de la vivienda y en todo el potencial que le puede sacar partido una vez se higienice a fondo.
- Una fachada poco atractiva. No pasa nada si el posible comprador no se queda ‘extasiado’ con la apariencia externa de la vivienda en un principio, hay que señalar al cliente que lo importante está en el interior. El color de la puerta o de la fachada se puede cambiar fácilmente.
- Paredes de gotelé. Quizás alisar la superficie de las paredes salga un poco más caro que pintarlas de otro color, pero tampoco es el fin del mundo. ¡Se puede arreglar!
- Falta de privacidad. Quizás el jardín de la vivienda se encuentra casi unido al de la casa de al lado y entre ventana y ventana se puede ver fácilmente qué está haciendo el vecino de enfrente. Esto tampoco es insalvable. Una fila de alto setos o unos buenos toldos y cortinas harán mejores vecinos.